Paseos
por Berlín
Franz
Hessel
|
«Nadie ha comprendido
tan profundamente la filosofía del flâneur como
Hessel. De hecho, Hessel no describe sino que narra verdaderamente cada
paseo. Más aún: cuenta lo que la ciudad le ha permitido escuchar. Éste es un
libro absolutamente épico».
Walter Benjamin
Es
éste, quizá, el libro más importante, lúcido y hermoso que se haya escrito
jamás sobre Berlín. Un libro mítico sobre una ciudad y una época también
míticas, los últimos años veinte. Un texto que, por suerte, se adelantó al
ascenso de los nazis al poder, para hablarnos, así, de una ciudad aún lejos
del horror, todavía floreciendo.
Calles ideales para el paseo, para observar los rostros de la gente, los
escaparates, las terrazas de los cafés, los tranvías, las estaciones de tren,
tanto al despertar el día como ya en el crepúsculo, cuando, con la ayuda del
vidrio y la luz artificial, como señala el propio Hessel, «aparece la mezcla
feliz». Avenidas de grandes farolas, anuncios luminosos, automóviles
refulgentes.
Como
dijera su amigo Walter Benjamin, Hessel es uno de los mayores prototipos de flâneur, un perfecto observador
—y con una prosa tan bella como versátil— de las cosas y del tiempo, a quien
la metrópoli se le presenta como un paisaje, como una multitud de lugares
vividos donde ha quedado depositada la memoria impersonal y colectiva de la
urbe entera. Para él, pasear no es simplemente percibir la ciudad, sino
rastrearla: detectar huellas, detalles, matices, impresiones fugaces. Según
Hessel y Benjamin, pasear es un arte que requiere reeducar la atención,
afinarla: aprender a desplazarla desde lo obvio y llamativo a lo apenas
perceptible. En Paseos por
Berlín Hessel, tras haber vivido en París, centro de la
modernidad, regresa a la ciudad de su infancia en condiciones de apreciar su
reciente y acelerada modernización. El nuevo flâneur no merodea por las afueras en busca
de la naturaleza, ensimismado, sino que está volcado hacia todo lo que le
rodea, desde el centro a la periferia, pero no hacia lo aparente ni tampoco
hacia lo monumental.
En
el complejo e inabarcable Berlín, Hessel recuperó «el dulce desorden del
cuarto infantil». El orden del desorden, la acumulación, gracias a la
sorpresa del hallazgo inesperado, obró el milagro de convertir cualquier cosa
en un pequeño tesoro, en un regalo.
|
Colección El Pasaje de los
Panoramas / 14×21,5 cm / 288 páginas / 19,50 €
Prólogo de José Muñoz-Millanes / Traducción de Manolo Laguillo / 978-84-15217-88-6 |
Franz Hessel
(Stettin, 1880 – Sanary-sur-Mer, 1941)
Fue uno de los más destacados intelectuales alemanes de la
primera mitad del siglo XX: poeta, narrador y traductor de Stendhal, Balzac,
Casanova y, junto a Walter Benjamin, Proust. Fue también uno de los primeros
creadores que encarnó la figura del flâneur
baudeleriano, y quien, precisamente, enseñó a Benjamin a pasear, descubrir y
vivir París desde esa perspectiva, influyéndole e impulsando su obra sobre la
capital francesa, el determinante Libro
de los Pasajes, uno de los textos fundamentales de la Modernidad.
Hessel vivió entre Berlín y París. Su comprensión de las dos
grandes metrópolis europeas y de la mitología que se producía en torno a
ellas, así como de todos los personajes que surgieron en ambas, fue
excepcional, y marcó de tal manera la tradición literaria berlinesa que es
conocido como «el constructor de Berlín». En 2011, Errata naturae publicó su
novela Romance en París, y en 2013, Berlín secreto. Fue autor también de
Marlene Dietrich, uno de los
primeros y más conocidos retratos de la actriz, aparecido por primera vez en
castellano en 2014 con el sello de Errata naturae, que continuará rescatando
toda la obra de este autor fundamental.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario