Aristóteles en 90
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Aristóteles
fue preceptor de Alejandro Magno. La historia no registra detalles de esta
relación, pero sabemos que, con el tiempo, Alejandro estuvo a punto de firmar
la sentencia de muerte de su maestro, si bien acabó por olvidarse del tema y,
en su lugar, se dispuso a invadir la India. De no ser por este golpe de suerte,
habríamos perdido al hombre cuya filosofía había de dominar el pensamiento
occidental durante cerca de dos milenios. Gracias a Aristóteles, no obstante,
el mundo medieval persistió en sus creencias de que el Sol giraba alrededor
de la Tierra y que todo estaba compuesto de tierra, aire, fuego y agua.
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Spinoza en 90
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El
brillante sistema metafísico de Spinoza no se deriva de la realidad ni de la
experiencia. Partiendo de unos supuestos básicos, y a través de una serie de
pruebas presentadas al estilo de la geometría, construye un universo que es
también Dios, una sola cosa en él, constituyendo así el ejemplo clásico de
panteísmo. Aunque su sistema parece extraño hoy, las conclusiones de Spinoza
están en profundo acuerdo con el pensamiento moderno, desde la ciencia (la
ética holística de los ecologistas actuales) hasta la política (la idea de que
el Estado existe para proteger al individuo). El sistema de Spinoza y sus
conclusiones poseen una belleza cautivadora, sin igual en la historia de la
filosofía.
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Wittgenstein en 90
minutos
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Tres
de los cuatro hermanos varones de Ludwig Wittgenstein –a cual más brillante–
acabarían por suicidarse, una posibilidad que contempló el propio Ludwig
varias veces a lo largo de su vida. Afortunadamente, quien estaba destinado a
ser el miembro útil de una cosmopolita familia vienesa no llegó nunca a
atentar contra su vida; por el contrario, cambió la aeronáutica por la
filosofía y, en cierto modo, puso el punto final a veinticinco siglos de
pensamiento filosófico. Wittgenstein fue un lógico excepcional que
desconfiaba del lenguaje y cuya solución a los problemas tradicionales de la
filosofía pasaba por reducirlos a la lógica. Todo lo demás –metafísica,
estética, ét! ica, la filosofía misma– quedaba excluido: «Sobre lo que no se
puede hablar, se debe callar».
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