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jueves, 29 de agosto de 2013

52.- Novedad de septiembre: EL TREN CERO, de Yuri Buida







Tïtulo: El tren cero
Autor: Yuri Buida
Traductores: Yulia Dobrovolskaya y José María Muñoz Rovira

Epílogo: José María Muñoz Rovira
Número de páginas: 120
PVP: 14,00 €
ISBN: 978-84-15509-17-2
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Yuri Buida ha sido galardonado con el prestigioso premio Apollon Grigoriev. 



EL TREN CERO

Con la publicación de El tren cero llega por primera vez a los lectores españoles el trabajo de uno de los máximos referentes de la literatura rusa actual: YURI BUIDA --->
El libro más extraordinario de este año. Todo un éxito en Rusia [...], esta escalofriante al tiempo que conmovedora y brillante novela nos muestra en profundidad lo que el estalinismo hizo a las vidas individuales. THE OBSERVER

El tren cero es una singular exploración de la realidad soviética que destaca por sus cotas literarias [...]. Su estilo resulta al mismo tiempo lírico y perturbador, y las normas del realismo socialista son manipuladas con feroz bravuconería en esta violenta elegía a Iván Ardábiev. TIMES LITERARY SUPPLEMENT

SINOPSIS: Cuando se construyeron el puente y la estación de ferrocarril en aquel lugar perdido, se creó a su alrededor una pequeña comunidad de colonos (Iván Ardábiev   —conocido como Don Dominó—, Esther y Misha Landáu, Vasili, Gusia...). Las instrucciones eran claras: cuidarían del mantenimiento de la estación y constatarían el paso del único convoy que transitaría esas vías (todos los días, a la hora exacta, sin preguntas), el misterioso tren cero: dos locomotoras delante, cien vagones perfectamente sellados, dos locomotoras detrás. Origen, una incógnita; destino indeterminado; carga desconocida. Con el paso de los años surgirán las primeras preguntas, las dudas y los miedos que amenazarán la existencia de este pequeño mundo y sus frágiles certezas.
 
Los saltos que conducen la narración entre los estremecedores recuerdos de Don Dominó convierten El tren cero en una proeza literaria capaz de combinar un sobrecogedor realismo con onírico lirismo (“Balbuceaba, balbuceaba y se murió.”). A pesar de que solo un intrascendente comentario sobre Lavrenti Beria, jefe de la policía y el servicio secreto soviéticos, proporciona la única referencia histórico-temporal de la novela, no es difícil advertir que nos encontramos ante un panegírico de todas las vidas pisoteadas y ninguneadas durante la represión estalinista, ante una parábola aterradora y kafkiana sobre la obediencia ciega y la devoción al deber y a la madre patria.



 


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