EL TREN CERO
Con la
publicación de El tren cero llega por
primera vez a los lectores españoles el trabajo de uno de los máximos
referentes de la literatura rusa actual: YURI BUIDA --->
El libro más
extraordinario de este año. Todo un éxito en Rusia [...], esta
escalofriante al tiempo que conmovedora y brillante novela
nos muestra en profundidad lo que el estalinismo hizo a las vidas
individuales. THE OBSERVER
El tren cero
es una singular exploración de la realidad soviética que destaca por
sus cotas literarias [...]. Su estilo resulta al mismo tiempo lírico
y perturbador, y las normas del realismo socialista son manipuladas con
feroz bravuconería en esta violenta elegía a Iván Ardábiev. TIMES
LITERARY SUPPLEMENT
SINOPSIS: Cuando se
construyeron el puente y la estación de ferrocarril en aquel lugar perdido,
se creó a su alrededor una pequeña comunidad de colonos (Iván
Ardábiev —conocido como Don Dominó—, Esther y Misha Landáu,
Vasili, Gusia...). Las instrucciones eran claras: cuidarían del
mantenimiento de la estación y constatarían el paso del único convoy
que transitaría esas vías (todos los días, a la hora exacta, sin
preguntas), el misterioso tren cero: dos locomotoras delante, cien
vagones perfectamente sellados, dos locomotoras detrás. Origen, una
incógnita; destino indeterminado; carga desconocida. Con el paso de los
años surgirán las primeras preguntas, las dudas y los miedos que
amenazarán la existencia de este pequeño mundo y sus frágiles certezas.
Los saltos que
conducen la narración entre los estremecedores recuerdos de Don
Dominó convierten El
tren cero en una proeza literaria capaz de combinar un
sobrecogedor realismo con onírico lirismo (“Balbuceaba, balbuceaba
y se murió.”). A pesar de que solo un intrascendente comentario sobre
Lavrenti Beria, jefe de la policía y el servicio secreto soviéticos, proporciona
la única referencia histórico-temporal de la novela, no es difícil
advertir que nos encontramos ante un panegírico de todas las vidas
pisoteadas y ninguneadas durante la represión estalinista, ante una
parábola aterradora y kafkiana sobre la obediencia ciega y la
devoción al deber y a la madre patria.
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