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El
jardín de las brumas, de Tan Twan Eng, gana el premio más
prestigioso de la literatura asiática
3 de
abril de 20112.-El jardín de las brumas, de la editorial de Berenice,
obra de Tan Twan Eng, ha sido galardonada como el Man Asian Literary Prize, el
premio más prestigioso de literatura que se concede al mejor libro escrito por
un novelista asiático. Se trata de la segunda vez en la historia que se otorga
el citado reconocimiento a una obra narrada en lengua inglesa, y de la primera
ocasión en la que se le entrega a un escritor malayo.
El
autor ha competido con autores de la talla del pakistaní, Musharraf Ali
Farooqi, el japonés, Hiromi Kawakami, el turco, Orhan Pamuk, o el indio, Jeet
Thayil. El Jardín de las brumas fue ya finalista del Man Booker
Prize 2012, el premio que se concede a la mejor obra de narrativa en inglés
publicada en el mundo. Su anterior novela, El don de la lluvia,
editada igualmente por Berenice en 2008, también fue finalista de este último
galardón y lo incluyó entre la nómina de los escritores revelación en lengua
inglesa.
A
juicio de la crítica, Twan Eng se ha consolidando como un valor a tener en
cuenta en la nueva narrativa anglosajona, y no duda en darle un sitio
importante dentro del panorama literario actual, tal y como hace Boyd Tonkin,
del diario británico The Independent, quien escribe que “El
jardín de las brumas es, como la huella japonesa, una aleación de
refinamiento exquisito y memoria violenta... Uno de los mejores escritores del
sudeste asiático vuelve con una fabulosa y obsesiva novela de guerra, arte y
recuerdos. Como con Ishiguro, con Tan Tash Aw, su belleza nunca llega a
descansar.”.
La
novela narra la vida de Teoh Yun Ling, una superviviente de un brutal campo de
prisioneros japonés, quien tras su empeño en ayudar a enjuiciar a los
criminales de guerra japoneses, busca consuelo a sus cicatrices entre las
plantaciones de Cameron Highlands, la sierra central de Malasia, donde pasó su
infancia.
Desde
antes de la guerra ya sabía que allí vivía el enigmático Nakamura Aritomo, que
había sido jardinero del emperador de Japón. A pesar de su resentimiento, Yun
Ling busca involucrar a Aritomo para construir un jardín en memoria de su
hermana, Yung Hong, que murió en el campo de concentración. Éste se niega, pero
acepta tomar a Yun Ling como aprendiz “hasta que llegue el monzón”. Luego ella
podría diseñar su proyectado jardín.
Mientras
trabaja en Yugiri, el jardín de las brumas, diseñado por Aritomo, más allá de
las colinas hay otra guerra: las guerrillas comunistas actúan con ferocidad y
los nacionalistas malayos luchan por la independencia ante el poder colonial
británico. Al paso de los meses, mientras los riesgos en la zona aumentan día a
día, Yun Ling se ve atraída por su sensei y todas sus
seductoras artes.
Yugiri,
el jardín de las brumas, se revela como un lugar misterioso que parece
apartarlos de todo. ¿Quién es Aritomo y cómo llegó hasta allí? ¿De dónde viene
la leyenda del dorado Yamashita, por qué ha de creerla? ¿Será la
historia de cómo Yun Ling logró sobrevivir a la guerra tal vez el secreto más
oscuro de todos? ¿Tendrá razón Aritomo, será la memoria como el arte de la
jardinería, donde cada paso es una forma de engaño?
Tan
Twan Eng podría protagonizar un caso paralelo al de un Ishiguro o una Zadie
Smith, pero además tiene una vocación mayoritaria, con un tipo de novela más
asequible a un gran público, que no renuncia a toques de melodrama
y de la novela romántica. Su escritura tiene esa mezcla rara
entre literatura de calidad y popular ("literary commercial fiction")
que la hace especialmente interesante para todos los públicos.
Nació
en Penang en 1972 y vivió en muchos lugares de Malasia debido a los traslados
profesionales de su padre. Estudió Derecho en Londres y trabajó como abogado en
un reputado bufete de Kuala Lumpur. Su obsesión por la lectura comenzó de niño
con los libros de Enid Blyton, y siguió bajo pupitres y a la hora de comer,
indiscriminadamente, “absorbiendo basura de todo género”, especialmente la
novela rosa de Jackie Collins, Sydney Sheldon o Judith Krantz.
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