Un gran clásico de la literatura italiana en la Feria del Libro de Madrid
Hoy
sale a la venta la nueva edición de
El camino de San Giovanni
El camino de San Giovanni
«Una explicación
general del mundo y de la historia debe tener en cuenta ante todo cómo estaba
situada nuestra casa en la región llamada en un tiempo «punta de Francia», a
media ladera, al pie de la colina de San Pietro, como en la frontera entre dos
continentes.»
Así comienzan otros títulos de la Biblioteca Italo Calvino:
La
hormiga argentina, 28«Cuando vinimos a instalarnos no sabíamos
nada de las hormigas. Nos parecía que estaríamos bien, el cielo y el verde eran
alegres, tal vez demasiado alegres para las preocupaciones que teníamos mi mujer
y yo; ¿cómo podíamos imaginar la historia de las hormigas?»
La nube
de smog , 27«En una de esas épocas en que no me importaba nada
de nada, vine a establecerme a esta ciudad. Establecerme no es la palabra
adecuada. La estabilidad no me interesaba; quería que a mi alrededor todo
siguiera siendo fluido, provisional.»
Por
último, el cuervo, 26«El nuevo jardinero era un chico de pelo
largo, sujeto con una cinta. Iba subiendo por la alameda con la regadera llena,
y tendía un brazo para equilibrar la carga del otro. Regaba las capuchinas muy
lentamente, como si vertiera café con leche: en el suelo, al pie de las
plantitas, se dilataba una mancha oscura.»
La
entrada en guerra, 25«El 10 de junio de 1949 era un día
nublado. Eran tiempos en que no teníamos ganas de nada. Fuimos a la playa de
todas formas, por la mañana, un amigo mío que se llamaba Jerry Ostero y yo. Se
Sabía que Mussolini hablaría por la tarde, pero no estaba claro si entraríamos
en guerra o no.»
Bajo el sol jaguar, 24«Como epígrafes de un alfabeto indescifrable, la mitad de cuyas letras han sido borradas por el esmeril del viento cargado de arena, así quedaréis, perfumerías, para el hombre sin nariz del futuro.»
El
sendero de los nidos de araña, 23«Para llegar hasta el fondo
del callejón, los rayos del sol tienen que bajar verticalmente, rasando las
paredes frías, separadas por arcos que cruzan una franja de cielo de color azul
cargado.»
La
especulación inmobiliaria, 22«Levantar la vista del libro
(leía siempre en tren) y redescubrir, pieza a pieza, el paisaje -el muro, la
higuera, la noria, las cañas, a escollera-, las cosas vistas desde siempre, de
las que sólo ahora, por haber estado lejos de ellas, se daba cuenta: éste era el
modo en que Quinto, cada vez que volvía, reanudaba su contacto con su tierra, la
Riviera.»
Correspondencia (1940-1985), 21«A Mario
Calvino- San Remo
Queridos padres:
Recibí la carta de mamá. Aquí todo bien. Viaje incómodo en un autobús abarrotado y desvencijado. Estancia excelente. Hotel de gran lujo. Buenas habitaciones, buena cocina. Clientela vieja y enferma.»
Queridos padres:
Recibí la carta de mamá. Aquí todo bien. Viaje incómodo en un autobús abarrotado y desvencijado. Estancia excelente. Hotel de gran lujo. Buenas habitaciones, buena cocina. Clientela vieja y enferma.»
Los
amores difíciles, 20«En el compartimento, junto al soldado de
infantería Tomagra, se sentó una señora alta y opulenta. A juzgar por el vestido
y el velo, debía de ser una viuda de provincias: el vestido era de seda negra,
apropiado para un largo luto, pero con guarniciones y adornos
inútiles.»
Por qué
leer a los clásicos, 19«Empecemos proponiendo algunas
definiciones.
1. Los clásicos son esos libros de los cuales suele oírse decir: «Estoy releyendo.» y nunca «Estoy leyendo.» [.].»
1. Los clásicos son esos libros de los cuales suele oírse decir: «Estoy releyendo.» y nunca «Estoy leyendo.» [.].»
Todas
las cosmicómicas, 18«Hubo un tiempo, según sir George H.
Darwin, en que la Luna estaba muy próxima a la Tierra. Fueron las mareas las que
poco a poco la empujaron lejos: las mareas que la Luna provoca en las aguas
terrestres y en las que la Tierra pierde energía lentamente.»
Cuentos
fantásticos del XIX, 17«El cuento fantástico es uno de los
productos más característicos de la narrativa del siglo XIX y, para nosotros,
uno de los más significativos, pues es el que más nos dice sobre la interioridad
del individuo y de la simbología colectiva.»
Mundo
escrito y mundo no escrito, 16«El Buen Lector espera las
vacaciones con impaciencia. Para las semanas que pasará en una solitaria
localidad marítima o montañosa, ha reservado cierto número de lecturas de las
que más le gustan y saborea por anticipado el placer de las siestas a la sombra,
el crujir de las páginas.»
Nuestros
antepasados, 15«Recojo en este volumen tres historias que
escribí en la década de los cincuenta a los sesenta y que tienen en común el
hecho de ser inverosímiles y de ocurrir en épocas remotas y en países
imaginarios.»
Cuentos
populares italianos, 14«Si en una época de mi actividad
literaria me atrajeron los folk-tales, los fairy-tales, no era por fidelidad a
una tradición étnica ni por nostalgia de las lecturas infantiles, sino por
interés estilístico y estructural, por la economía, el ritmo, la lógica esencial
con que son narrados.»
Ermitaño
en París, 13«Turineses de adopción -en el campo de la
literatura- creo que no somos muchos. Milaneses de adopción conozco muchos -¡ya
lo creo!: con casi la totalidad de los literatos de Milán!- los romanos
adoptivos siguen aumentando.»
Palomar,
12«El mar está apenas encrespado, olas pequeñas baten la
orilla arenosa. El señor Palomar de pie en la orilla mira una ola. No está
absorto en la contemplación de las olas. No está absorto porque sabe lo que
hace: quiere mirar una ola y la mira.»
Colección de arena, 11«Hay una persona que
colecciona arena. Viaja por el mundo y cuando llega a una playa marina, a las
orillas de un río o de un lago, a un desierto, a una landa, recoge un puñado de
arena y se la lleva.»
El
castillo de los destinos cruzados, 10«En medio de un espeso
bosque, un castillo ofrecía refugio a todos aquellos a los que la noche
sorprendía en camino: damas y caballeros, séquitos reales y simples
viandantes.»
Si una
noche de invierno un viajero, 9 «Estás a punto de empezar a
leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un
viajero. Relájate. Concéntrate. Aleja de ti otra idea. Deja que el mundo
que te rodea se esfume en lo indistinto.»
La
jornada de un escrutador, 8«Amerigo Ormea salió de casa a las
cinco y media de la mañana. El día se anunciaba lluvioso, para llegar al colegio
electoral del que era escrutador, Amerigo seguía un recorrido de calles
estrechas y tortuosas, empedradas todavía con viejos adoquines.»
Marcovaldo, 7«El viento, llegando a la
ciudad desde lejos, le trae regalos inesperados, de los que tan solo se
aperciben algunas almas sensibles, como las afectadas por la fiebre del heno, a
las cuales hace estornudar el polen de flores de otras tierras.»
El
caballero inexistente, 6«Bajo las rojas murallas de París se
alineaba el ejército de Francia. Carlomagno iba a pasar revista a los paladines,
llevaban allí más de tres horas; hacía calor; era una tarde de comienzos del
verano, algo cubierta, nubosa; dentro de las armaduras se hervía como en
sartenes a fuego lento.»
El barón
rampante, 5«Fue el 15 de junio de 1767 cuando Cosimo Piovasco
di Rondò, mi hermano, se sentó por última vez entre nosotros. Lo recuerdo como
si fuera hoy. Estábamos en el comedor de nuestra villa de Ombrosa, las ventanas
enmarcaban las frondosas ramas de la gran encina del parque.»
El
vizconde demediado, 4«Había una guerra contra los turcos. El
vizconde Medardo de Terralba, mi tío, cabalgaba por la llanura de Bohemia hacia
el campamento de los cristianos, lo seguía un escudero llamado
Curzio.»
Las
ciudades invisibles, 3«No es que Kublai Kan crea en todo lo
que dice Marco Polo cuando le describe las ciudades que ha visitado en sus
embajadas, pero es cierto que el emperador de los tártaros sigue escuchando al
joven veneciano con más curiosidad y atención que a ningún otro de sus
mensajeros o exploradores.»
Seis
propuestas para el próximo milenio, 2«Estamos en 1985: apenas
nos separan quince años del comienzo de un nuevo milenio. Por el momento no veo
que la proximidad de esa fecha despierte una emoción particular, de todas
maneras no estoy aquí para hablar de futurología, sino de
literatura.»
De
fábula, 1«En la lectura de las fábulas africanas lo que
primero suscita nuestra curiosidad es menos el debatido problema de la historia
y origen que su futuro. Un libro de cuentos populares africanos aparece ahora en
Italia: ¿llegará alguno de ellos a formar parte de nuestra
tradición?»
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Elena Palacios epalacios@siruela.com 91 355 57 20
Ana Soteras: asoteras@dcomunicacion.com 91 702 23 88
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