Hoy os anunciamos la próxima publicación de "LA CIUDAD Y LA
CIUDAD" del siempre sorprendente China Miéville.
En La Factoría de Ideas llevábamos
años recibiendo peticiones para volver a publicar obras del escritor londinense
y ahora por fin podemos satisfacer a todos sus seguidores.
Influenciado por el movimiento
surrealista, por Kafka, Cortázar y otros grandes, China incorpora en sus novelas
un halo de posmodernidad que, en el caso de la que hoy nos ocupa, envuelve y
gira alrededor de la urbe como protagonista. Galardonado además en numerosas ocasiones es una de las
plumas más talentosas del Reino Unido. Ahora tenemos la suerte de poder ver y
disfrutar, otra vez, de parte de su obra publicada en España
Silvia Rodríguez Coladas
Departamento de Prensa
Editorial La Factoría de Ideas, S.L
C/ Pico Mulhacén, nº 24-26
28500 Arganda del Rey, Madrid.
tel. 913042781
fax. 918713115
mail. prensa@lafactoriadeideas.es
Puedes visitar nuestra web en:
www.distrimagen.es y www.lafactoriadeideas.es
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Mientras que el planteamiento de esta novela es muy atrayente y nos hace pensar en los misterios que engloba, un desarrollo que siempre mantuvo mi atención, conforme te vas acercando al final te vas dando cuenta de lo que hizo el autor y de lo que no hizo.
ResponderEliminarMieville nos vendió una historia en la que dos ciudades convivían en el mismo espacio existencial, por decirlo de algún modo y decidió narrar los entresijos y problemas de esta coyuntura a través de la investigación de un asesinato, y aunque nos resuelve todo lo referente a esto, el autor se olvidó, o simplemente no supo cómo hacerlo, de resolvernos enigmas tan importantes como la creación de esas dos ciudades, el porqué se llegó a esa situación o quién la provocó, qué función tenían aquellos artefactos enterrados en aquel territorio mágico. Y es que Mieville se preocupa más por llevar a una historia al lado más burocrático y político, algo que nos llena de detalles desde el principio, y sin embargo, deja de lado todo aquel misterio tan importante como la existencia de la propia historia. Al fin y al cabo, si planteamos una situación fantástica en una historia de fondo real, lo mínimo que deberíamos hacer es explicar cómo se ha llegado a esa situación irreal o porqué, y China Mieville no lo hace. Todo lo que es capaz de atreverse en recrear un mundo fantástico dentro de un entorno realista, decide no obstante, en mantener una actitud precavida y un poco cobarde respecto al origen de su fantasía, por lo que en ningún momento, como lector que soy, pude tomarme muy en serio una historia que decepciona porque no ofrece justo lo que debería ofrecer, porque sabiendo que es una novela que no contiene continuaciones ni secuelas, algo que agradezco, el autor no ha sabido cerrar una historia a causa del surrealismo que contenía, y es que precisamente, en cualquier novela fantástica, aquellas partes de la historia que menos se sostienen o que son menos sólidas, son precisamente aquellas partes que deben ser más nombradas, mejor explicadas y no ignoradas o permitir cruelmente que el lector haga su propia lectura o interpretación; no en este sentido, porque si no un lector comenzará a pensar que es muy fácil escribir una historia como esta, donde no nos sentimos con la obligación literaria o incluso moral de resolver los misterios más importantes de mi historia.