"Aunque Helen Keller es más conocida por La historia de mi vida, su
siguiente libro El mundo en el que vivo, es más cálido, más íntimo y
aún más bello; es la obra en donde encontramos su más extraordinaria fuerza,
imaginación y originalidad como
escritora".
Oliver Sacks
«Veo, pero no con mis ojos. Escucho, pero no con mis oídos. Hablo y me hablan, sin el sonido de una voz. Y me emociono hasta disfrutar de unas visiones de inefable belleza que nunca he podido ver en el mundo físico. [Mis visiones] refuerzan mi convencimiento de que el mundo que crea la mente a partir de incontables sugerencias y experiencias sutiles es más bello que el mundo de los sentidos. El esplendor del crepúsculo que pueden mirar mis amigos al otro lado de las montañas rojizas seguramente es estupendo. Pero la puesta de sol de la visión interior trae consigo un deleite más puro porque es la más fervorosa mezcla de belleza que podamos conocer y desear.»
Oliver Sacks
«Veo, pero no con mis ojos. Escucho, pero no con mis oídos. Hablo y me hablan, sin el sonido de una voz. Y me emociono hasta disfrutar de unas visiones de inefable belleza que nunca he podido ver en el mundo físico. [Mis visiones] refuerzan mi convencimiento de que el mundo que crea la mente a partir de incontables sugerencias y experiencias sutiles es más bello que el mundo de los sentidos. El esplendor del crepúsculo que pueden mirar mis amigos al otro lado de las montañas rojizas seguramente es estupendo. Pero la puesta de sol de la visión interior trae consigo un deleite más puro porque es la más fervorosa mezcla de belleza que podamos conocer y desear.»
Helen Keller
Helen
Keller nació en Tuscumbia, una pequeña ciudad rural de Alabama, en 1880. A los
diecinueve meses, una fiebre desconocida la dejó sorda, muda y ciega. Desde
entonces sus dedos se convirtieron en sus «nuevos ojos»; las vibraciones del
suelo, en las distancias del espacio. Podía oler, saborear y tocar el mundo,
pero eso era todo. Este absoluto aislamiento la distanció de su desarrollo
humano hasta quedar reducida al estado larvario de un animalito salvaje
suspendido en una interminable noche de silencio. Helen permaneció así hasta que
sus padres encontraron una educadora especial, Anne Sullivan, que a las pocas
semanas logró vencer su terca ferocidad y comenzó a hacer progresos. Un día dejó
caer sobre la mano de Helen un chorro de agua y luego deletreó varias veces en
su palma la palabra water. La niña entendió enseguida el significado de esos
signos, y esa palabra despertó a su espíritu de las tinieblas. A partir de ese
momento, su educación experimentó un avance sorprendente. En diez semanas
aprendió el alfabeto y podía comunicarse con su educadora. Gracias al poder del
lenguaje, el mundo empezaba a cobrar un significado nuevo, cada vez más
complejo. Tras mucho entrenamiento, Helen pudo «escuchar» por la vibración de
sus labios las palabras que pronunciaba y acabó dando conferencias. También
escribió varios libros. William James y Mark Twain le profesaron su admiración.
Murió en 1968, a los ochenta y siete años, feliz, habiéndose ganado el
reconocimiento mundial.
FICHA TÉCNICA:
Traducción Ana Becciu. Imaginatio Vera. Nº: 66
ISBN: 978-84-939635-2-1
166 páginas. Rústica. PVP: 16,00
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