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martes, 20 de diciembre de 2011

165.- Paris, Portrait of a City






L'air de Paris

La vívida historia de la capital del amor y de la fotografía

París, ciudad construida en dos milenios de historia, entra en el tercer siglo de su romance con la fotografía. Fue a orillas del Sena donde Niépce y Daguerre alumbraron oficialmente este nuevo arte que, desde entonces, ha florecido desarrollando un lenguaje distintivo y se ha convertido, además, en una herramienta vital de conocimiento.

París, retrato de una ciudad nos conduce a través de la que Goethe describió como "una ciudad universal donde un paseo por un puente o una plaza evoca un gran pasado, donde en cada rincón se ha vivido un fragmento de la historia". Y la historia se vuelve a narrar ahora sin dejarse ni un detalle a través de fotografías, desde las incunables de Daguerre hasta las más recientes. De hecho, París se puede enorgullecer de ser la única ciudad del mundo cuyos archivos albergan un registro casi completo de más de un siglo y medio de transformaciones. En París, retrato de una ciudad, podemos disfrutar de cerca de 600 páginas y otras tantas fotografías, lo que hace única a esta obra; en ella conviven el pasado y el presente, lo monumental y lo cotidiano, los objetos y la gente. Gracias a las imágenes captadas por célebres fotógrafos, entre los que se encuentran Daguerre, Marville, Atget, Lartigue, Brassaï, Kertész, Ronis, Doisneau y Cartier-Bresson, así como también por un buen número de autores desconocidos, estas páginas muestran el desarrollo esencial de un drama humano en el escenario de la historia. Estas visiones intentan embotellar un poquito de esa atmósfera parisina, algo de esa poesía particular que emana de las piedras y de los habitantes de una ciudad que muda constantemente y que ha inspirado a tantos escritores y artistas a lo largo del tiempo.

París, retrato de una ciudad es un estimulante mosaico de imágenes del pasado y el presente, un estudio fotográfico inmenso y único que, en cierto modo, es el verdadero álbum familiar de todos los parisinos. A ellos y a todos los amantes de esta ciudad capital es a quienes está dedicado este testimonio vibrante, afectuoso y tierno.

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