Blanco nocturno de Ricardo Piglia recibe galardón en el Celarg
(Prensa Celarg 3.08.2011). El martes 2 de agosto de 2011 se hizo entrega de la XVII Edición del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en la Sala de teatro 1 de la Fundación Celarg, otorgado a la obra “Blanco nocturno” del escritor argentino Ricardo Piglia, quien lo recibió del Ministro del Poder Popular para la Cultura, Pedro Calzadilla.
El acto se inició con las palabras de Roberto Hernández Montoya Presidente de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, (Celarg). Su intervención expresó a lo largo del discurso una satisfacción por la riqueza de las narraciones latinoamericanas y su difusión: “Se ha instalado una imprenta cultural que edita millones de libros, periódicos, revistas, carteles y todo tipo de material impreso, se ha creado una red de imprentas regionales, nunca en Venezuela se produjeron tantas revistas culturales y de calidad tan elevada como ahora”.
Asimismo destacó el proceso de alfabetización de estos últimos años en Venezuela, siendo integrados más de un millón quinientas mil personas que fueron inmediatamente incorporadas al sistema educativo formal desde la primaria hasta la universidad. Y de manera pertinente expresó el merecido reconocimiento al sistema de premios. “Éstas y otras distinciones recientes o más tradicionales, contribuyen a orientar la lectura y son nuestro instrumento autónomo de legitimación”, explicó Hernández Montoya.
A razón de la ceremonia complació con homenajear al idioma castellano con la literatura, cada vez más rica y profunda. Además hizo una sugerencia al público lector para darle a la lengua española el valor que nunca antes tuvo, expresó. “La lengua española goza hoy de más vigor que nunca, es hablada por cientos de millones de personas como lengua nativa y por una cantidad difícil de calcular de gente que la habla como segunda lengua”.
Luego de las palabras del presidente de Celarg como primicia al evento se realizo el acto de honor a la obra con el bautizo del libro y la entrega del certificado como ganador del premio Rómulo Gallegos en su XVII edición a Ricardo Piglia.
Piglia ofreció un discurso enalteciendo en un principio a Antonia Cristina, una de las madres de Plaza de Mayo. El discursó comenzó por medio de un recuerdo cuando estuvo en casa de esta emancipadora cuya voz recorre como otras toda Latinoamérica, haciéndole una visita mucho después de la desaparición de sus dos hijos, Eleonora y Roberto, quienes habían sido amigos del escritor. Piglia explicó la lucha de las mujeres de la Plaza de Mayo, a quienes deben el nacimiento de la democracia en Argentina luego de la dictadura militar.
“Antonia empezó a decirme que eran tantas las mentiras que ella discutía con el televisor, veía las noticias, los programas políticos y les hablaba y los rebatía, sola, en esa casa en Buenos Aires. Cualquiera de nosotros puede imaginar esa mujer, perdida en la ciudad, respondiendo a la avalancha de noticias y comentarios que repetían las cínicas versiones de la dictadura militar sobre la realidad”.
Piglia repitió con nostalgia las palabras que Antonia dijo esa tarde: “A veces le pido a dios que me dé un minuto, solo un minuto en televisión para decir como son las cosas, todas las noches repaso y ensayo lo que podría decir en un minuto”.
El autor explicó que lo que aquella mujer decía es en Argentina una verdad aceptada, que la versión de los vencidos, de los humillados y los tristes citando a Roberto Arlt, ha logrado tarde o temprano hacerse oír.
Además hizo referencia a la tensión entre historia y experiencia, entre información y narración, dijo: “Muchas veces he imaginado que si por un procedimiento mágico, pudiéramos tener a disposición todos los relatos que circulan en una ciudad en un día, sabríamos más sobre ese lugar que analizando informes políticos, noticias, encuestas, estadísticas o recibiendo el discurso de los medios”. Aseguró que esos relatos sociales son el contexto mayor de la literatura.
La historia y la narración funcionan para él como parte del entorno social y veraz de la vida. “¡Contáme!, es una de las grandes exigencias sociales”, participó Piglia al público.
El novelista acreditó al viajante, al investigador, al escritor joven y al relator oral, como narradores en potencia, pues decide que descifrando se construye un relato. Para él la narración es una de las formas originales de usar el lenguaje, explica: “La literatura persiste en su aspiración a la verdad, y la verdad la justifica”.
El acto contó también con las palabras de Pedro Calzadilla, Ministerio del Poder Popular para la Cultura, y finalizó con un acto de la Compañía Nacional de Danza, que representó la obra “Cara o cruz”, del coreógrafo cubano Jorge Abril con música de Guido López Gavilán y la Camerata Romeo, estrenada en el 2011, y “Faldas” estrenada en 1986 por la coreógrafa Alice Dotta de Venezuela y la música de Alex de Grassi (FIN/Alexandra Seijas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario