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miércoles, 30 de septiembre de 2009

383.- Leer con vino



Los vinos de Tacoronte-Acentejo fueron catados en el Castillo de San Felipe

Los participantes africanos, invitados de excepción

Tenerife, 29 de septiembre de 2009.- Notas amieladas, bocas plenas, aromas intensos, pinceladas cítricas, tono subido, ribetes violáceos, equilibrio afrutado, buena estructura, caldo joven, limpio, maduro y brillante… Y así se podrían seguir añadiendo rasgos definitorios de los vinos que durante cuatro días, del 24 al 27 de septiembre, han sido catados en el Castillo de San Felipe en el Puerto de la Cruz.

Se dice que la mejor compañía que tiene un vino es la comida, pero en el Puerto de la Cruz se ha dado fe de que también tiene muchas similitudes con la poesía y que sus aromas pueden contribuir a interiorizar mejor lo que se lee. Y también lo que se escucha, como en las ya tradicionales catas de libros y vinos canarios de la Denominación de Origen Tacoronte-Acentejo.

Sin lugar a dudas, éstas han constituido un año más una de las partes de la programación más atractivas para los participantes del Encuentro de Editores en Canarias. Pero este año las catas han contado con degustadores de excepción dado que, coincidiendo con la séptima edición del Encuentro de Editores, se ha celebrado el Salón Internacional del Libro Africano con una magnífica acogida. Editores, escritores, periodistas y traductores del continente vecino han tenido la oportunidad de compaginar conferencias, debates, encuentros, exposiciones, presentaciones de libros y lecturas acompañados de los jóvenes caldos isleños pertenecientes a la mayor y más antigua de las cinco denominaciones de origen de la isla de Tenerife y que viene siendo colaboradora habitual del evento.

La sesiones comienzan con la degustación del vino. El representante de la bodega guía a los presentes por las fases de la cata, —visual, olfativa y gustativa—, describiendo las características del caldo y animando a apurar la copa pausadamente empleando los cinco sentidos. “Miren su color cobrizo, mejor sobre blanco para percibir bien la tonalidad, escuchen al vino, porque éste habla con nosotros, huelan su aroma que varía según muevan la copa, y mírenlo, pero sin miedo, al vino hay que mirarlo con respecto pero sin miedo…”

Finalizada la cata del vino y una vez agudizada la memoria degustativa de los presentes, el oído cobra protagonismo y se da paso a la lecturas de la mano de actores, poetas, narradores y de algún que otro editor que se atreve a participar de la embriaguez de los sentidos.


María José de Acuña
606 14 68 10
www.silaencuentro.com
Salón Internacional del Libro Africano (SILA)-Comunicación