MIRAR AL AGUA, UN DIÁLOGO ENTRE ARTE Y LITERATURA,
DE JAVIER SÁEZ DE IBARRA SE HACE CON EL RIBERA DEL DUERO
Una colección de cuentos en diálogo con el arte contemporáneo, Mirar al agua, se hace con el Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero, dotado con 50.000 euros, por unanimidad de un jurado presidido por José María Merino. El libro saldrá en mayo publicado por Páginas de Espuma
Madrid.- En la mañana del jueves 26 de marzo, en rueda de prensa ofrecida en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, se hizo público el fallo del I Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero. El presidente del jurado, José María Merino, acompañado de la argentina Ana María Shua y el español Eloy Tizón, declaró que el fallo fue unánime ante una obra de la que se valoró su "ambición literaria y bien cumplida". En ese sentido al jurado le llamó la atención "el diálogo entre la literatura con las artes plásticas contemporáneas" que se despliega en la colección de los dieciséis cuentos. Mirar al agua de Javier Sáez de Ibarra (Vitoria, 1961) sobresalió por su "riqueza de registros e historias interesantes narradas con perspectivas originales y una voluntad decidida de modernidad". El jurado eligió entre seis finalistas muy distintos y todos ellos de alta calidad de los más de quinientos manuscritos recibidos, más de un 30% procedentes de América Latina. Merino, reciente Premio las Letras de la Junta de Castilla y León y próximo a leer su discurso de entrada en la Real Academia Española, subrayó "la magnífica experimentación verbal y el tono brillante" que posee todo el libro. Ana María Shua destacó el papel de un premio que nace con una clara vocación internacional y que mira a Latinoamérica. Por su parte, Eloy Tizón destacó la importancia de un premio que puede suponer el salto de nuevas voces dentro del género del cuento. La obra gira en torno al diálogo entre la literatura y las artes plásticas contemporáneas, un campo que la literatura siempre ha tratado de forma negativa, en palabras de Tizón. Shua destacó de la obra que la había sumido en el placer de la lectura, haciéndole olvidar su condición de jurado.
Sáez de Ibarra, la seriedad del cuentista
Javier Sáez de Ibarra, que reside en Madrid y trabaja como profesor de Lengua y Literatura en un instituto, ha publicado lo libros de relatos El lector de Spinoza (2004) y Propuesta imposible (2008), ambos publicados por Páginas de Espuma y aplaudidos por la crítica, y el poemario Motivos (Icaria, 2006). Para Sáez de Ibarra Mirar al agua "es un libro que tiene un sentido unitario y que responde a un proyecto concebido para abrir una nueva frontera del cuento en su diálogo con las artes plásticas". El autor vitoriano destacó "el papel que el artista debe jugar en la sociedad y las implicaciones, desde existenciales hasta políticas, que debe tener el cuento". La colección de cuentos premiada "se nutre de la vida pero también de la pintura o la escultura," era algo que estaba ausente y no así con otras disciplinas como el cine o la música, en definitiva dijo "es un deseo de tender puentes". El autor se mostró feliz en todo momento y defendió "un premio que está a la altura de un género que hace tiempo lo reclamaba". Personalmente, el autor explicó que el premio "supone salir de un anónimato, al menos por un día, que comparto con decenas de estupendos cuentistas, e iniciar así un diálogo necesario con lectores".
Vino y cultura
Don José Trillo destacó que las expectativas que habían depositado en la convocatoria del premio estaban más que cubiertas. Debido a los 25 años de existencia de la Denominación de Origen Ribera del Duero, el Consejo decidió hermanarse con la cultura a través de la literatura y la convocatoria de un premio, que debía responder a una voluntad de adquirir prestigio internacional. La decisión de convocar un premio de relato breve responde a una mejor adaptación del género a la personalidad de Ribera del Duero.Trillo explicó además que "vino y cultura siempre han ido de la mano y por eso hemos querido unirlos de forma explicita, a través de un premio literario con vocación de permanencia y dimensión internacional", que otorga la mayor dotación a un premio en el género del cuento con 50.000 euros (70.000$).
Por su parte, Juan Casamayor hizo hincapié en que con el premio se consigue un reconocimiento para el género que lo convierte en referencia, no sólo por la cuantía, que es la mayor para la narrativa breve, sino por la calidad de los finalistas. Como logro importante está la cantidad de los manuscritos presentados (514 en total), lo que triplica la respuesta en este tipo de convocatorias. Para Juan Casamayor, este premio había que inventarlo, pues tanto autores como lectores demandaban desde hacía tiempo un galardón de este tipo. Casamayor no ocultó su alegría ante el nacimiento de un premio que coincide con el décimo aniversario de la editorial: "un premio de estas características está llamado a convertirse en un reconocimiento de referencia"´y apostilló que viene a enriquecer "un panorama del cuento que asiste a un excelente momento literario y a una consolidación progresiva de lectores".
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