Interculturalidad es el término preciso e innovador que permite nombrar una situación específica de este momento histórico en que las emigraciones masivas del sur hacia el norte irrumpen en comunidades políticas cuyo nivel de vida es muy superior al resto del planeta. Los inmigrantes tienen el derecho pleno a mantener sus propias formas de vida, su lengua, sus costumbres, su diversidad cultural y sus cosmovisiones y formas de sentir la vida y la otredad, así como el logro de un mejor nivel de vida material y simbólico, para colmar los objetivos de su viaje hacia el norte.
¿Está el concepto de interculturalidad en condiciones de dar una respuesta compleja a los avatares políticos, epistemológicos, éticos y estéticos del aquí y del ahora? Los participantes en este número de la Revista Anthropos se proponen abrir debate sobre ello y a esclarecerlo.
La teoría de la interculturalidad, en la que resuenen amortiguadas las voces múltiples del escritor viajero, del documentalista y del cineasta cosmopolitas, del intelectual comprometido, del filósofo de la comunicación libre de dominio, del artista de vanguardia ansioso de autenticidad, del antropólogo observador participante en la vida ajena, surge así bajo presupuestos universales que no están presentes en la vida práctica y en la realidad cotidiana de la mayoría de los habitantes del planeta, para muchos de los cuales la verdadera revolución cultural consistiría simplemente en obtener por fin acceso al discurso de la cultura.
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