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sábado, 19 de marzo de 2016

REVISTA LITERATURAS.COM 'ÁTICOS Y VIENTO' José Rasero Balón




ÁTICOS Y VIENTO
Autor: José Rasero Balón
Editorial: Ediciones Mayi
Nº de páginas: 242
                       
por Eduardo Cruz Acillona

“Todo empezó con un número equivocado, el teléfono sonando tres veces en la quietud de la noche y la voz en el otro extremo preguntando por alguien que no era él. Mucho después, cuando fuera capaz de pensar en las cosas que le habían sucedido, llegaría a la conclusión de que nada fue real exceptuando la suerte”.

No, este no es el comienzo de la novela de José Rasero. Es el arranque de La ciudad de cristal, primera de las novelas que conforman la famosa Trilogía de Nueva York de Paul Auster. Sin embargo, muchos son los paralelismos que se pueden establecer entre ambas obras. A saber:

Cecilio Gelasio es un ladronzuelo de poca monta, de los que equiparan el trapicheo a la supervivencia, que decidió “buscarse la miseria a su manera” y que se autorretrata de manera tan original como esta: “El éxito y el fracaso son dos impostores. Como yo”. Un músico de jazz, eventual compañero suyo de piso, le encarga robar un exclusivo y valioso instrumento, “un saxo plateado sin forma de saxo”, perteneciente a la colección privada del detective Benito Bram. Una vez cobrada la pieza, y aún celebrándolo, suena el teléfono en el ático del detective y Cecilio, en vez de marcharse, descuelga. Y no sólo atiende la llamada sino que, suplantando la identidad del que debería ser receptor de la misma, acepta el caso que la voz al otro lado de la línea le propone. Todo por la pasta. Es a partir de ese momento cuando el caos se convierte en verdadero protagonista de la novela. El impostado detective se lanza sin red a desentrañar el caso para el que ha sido contratado mientras que el verdadero detective se ve en la obligación de ponerse a trabajar para descubrir al culpable del robo de su preciado tesoro musical.

A esta estrambótica situación de continua persecución entre perro, gato y ratón ha de añadirse el ingrediente de que la acción transcurre en la ciudad de Cádiz, allí donde es bien conocido que el viento de levante, fuerte y racheado, produce irreparables secuelas en la salud mental de quien a él se expone en demasía… Y es una ciudad de Cádiz que vive un momento convulso, con manifestaciones que provocan algaradas, cortes de avenidas y destrozos, lo que conlleva, irremediablemente, el incremento exponencial del caos que ya de por sí presenta el escenario que hemos comentado anteriormente.

José Rasero consigue en esta novela mezclar con hábiles maneras los ineludibles ingredientes de una domestic noir al uso con la particularidad de una ciudad como Cádiz, dotando a sus personajes de esa inimitable personalidad tan propia de los descendientes de Hércules y de Teófila Martínez. Mezcla con precisión y maestría la intriga y el misterio que se exige a este tipo de narraciones con el humor callejero y carnavalesco de la zona, dotando a la narración de un ritmo vivo y de agradable lectura, sin que el paralelismo y la alternancia de las tramas existentes distraiga del argumento principal.

Quizás haya quien piense que peca el autor de ahondar en exceso en detalles y guiños localistas. Podríamos admitirlo si no pensáramos en Cádiz como un personaje más, al igual que Nueva York lo es para Paul Auster, retratado con todas sus peculiaridades, sus matices, sus contradicciones y su desbordante y exquisito bagaje. ¿Qué se puede esperar, si no, de un personaje que cuenta con tres mil años de vida?...


Una vez terminado Áticos y viento, el lector no se quedará sólo con la sensación de haber finalizado una novela sino también con el deseo de haber leído nada más que la primera parte de una futura “Trilogía de Cai” al austeriano modo. Ojalá así sea.

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Jim & jhon